viernes, 4 de enero de 2013

El uso de benzodiacepinas incrementa el riesgo de demencia en la tercera edad( Quid pro quo)


El uso de benzodiacepinas incrementa el riesgo de demencia en la tercera edad
Los sedantes son fármacos frecuentemente utilizados en la tercera edad. Sirve para disminuir la ansiedad, evitar conductas obsesivas… y para inducir y mantener el sueño, muchas veces poco fisiológico, de estas personas. Dentro de estos, las benzodiacepinas (BDZ) son las más utilizadas por su eficacia y seguridad. La prevalencia de su utilización es importante, y apuntan que hasta un 30% de los mayores de 65 años las utilizan en Francia, un 20% en España y Canadá…y su consumo es en su mayoría crónico, no puntual, como recomiendan la mayoría de Guías de Práctica Clínica.
Los efectos de las BDZ sobre la cognición son bien conocidos al actuar sobre los receptores del ácido γ aminobutyrico en el cerebro, relacionado este con los neurotrasmisores cerebrales.Las BDZ han sido relacionadas con las caídas, las fracturas en el anciano e incluso con la mortalidad en general.
El estudio que comentamos, publicado en el British Medical Journal en septiembre, intenta evaluar en base a una cohorte prospectiva francesa si existe alguna asociación entre el consumo de BDZ y la incidencia de demencia. Para ello se estudiaron a 1063 individuos (varones y mujeres con una edad media de 78.2 años) de la cohorte PAQUID (Personnes Agées Quid), sin síntomas de demencia que no empezaron a consumir BDZ hasta al menos el tercer año de seguimiento. Se inició en el 1987 y ha tenido un seguimiento de 20 años con revisiones periódicas cada 2-3 años.
La valoración de los casos incidentes de demencia fueron confirmados por dictamen del neurólogo. El riesgo fue evaluado según un modelo multivariante ajustado (hazard ratio -HR-).Se consideró un uso reciente de las BDZ entre el 3 y 5 años de seguimiento, el año 5º fue considerado de referencia para el análisis.
Durante los 15 años de seguimiento, 253 casos de demencia fueron descubiertos, 30 (32%) en los que utilizaban BDZ y 223 (23,0%) en los que no, esto significó un incremento del riesgo de demencia,  con un HR 1.60 (IC 95%, 1,08-2,38) en los utilizadores de BDZ.  Según las tasas de incidencia a los 15 años de seguimiento, el grupo de las BDZ tuvo 4,8 casos frente a 3,2 casos por 100 personas/año.
Si se consideró la existencia de síntomas previos de depresión el análisis estadístico encontró un riesgo similar, HR 1,62 (IC 95%, 1,08-2,43). Y, si se realizaban distintas cohortes secundaria según el tipo de BDZ,  de los que empezaron las BDZ durante el seguimiento, el HR fue ligeramente inferior, pero sugestivo, de 1,46 (IC 95%, 1,10-1,94).
Los resultados, según señalan, muestran que la utilización de BDZ en estas edades se asocia con un aumento de alrededor de un 50% del riesgo de padecer demencia en comparación con aquellos individuos que no utilizaban estas sustancias. No habiendo diferencias apreciables, según el consumo fuera pasado (OR de 1,56, 1,23 -1,98) o reciente (OR 1,48, 0,83- 2,63).
Se concluye que la utilización de BDZ está  asociado estadísticamente a un aumento del riesgo de demencia. Ahora bien, ni significa causalidad ni puede sustraerse de una personalidad premórbida que implique mayor consumo y solo estemos identificando a los individuos más susceptibles. Para evitar esto debería hacerse un ensayo clínico, algo por otro lado imposible en este supuesto.
Un argumento más para no prescribir estas sustancias más de 10-15 días, y promover su utilización sintomática y puntual.

Billioti de Gage S, Bégaud B, Bazin F, Verdoux H, Dartigues JF, Pérès K, Kurth T, Pariente A. Benzodiazepine use and risk of dementia: prospective population based study. BMJ. 2012 Sep 27;345:e6231. doi: 10.1136/bmj.e6231.

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