jueves, 13 de febrero de 2014

Consumo de antibióticos y resistencias en la comunidad( Grupo de Infecciosas SoMaMFYC)

La presencia de resistencias aumenta la probabilidad de fracaso terapéutico y  puede conducir a un aumento de la morbilidad, la utilización de servicios sanitarios y la mortalidad prematura.
En  los países desarrollados se consume más del 70% de los antibióticos. Este consumo es en la mayoría de estos países excesivo e inadecuado en función de la etiología. Las resistencias de los principales patógenos comunitarios a los antibióticos habituales continúan siendo altas en los países de mayor desarrollo. El mayor uso de antibióticos ejerce una presión selectiva sobre las bacterias susceptibles y favorece  la supervivencia de cepas resistentes . La relación entre consumo de antibióticos y aumento de resistencias ha sido confirmada en diferentes estudios.  España  es uno de los países europeos con  mayor consumo antibiótico ( Database: ESAC) y  mayor número de resistencias a antimicrobianos tanto de patógenos comunitarios como hospitalarios (EARSS, 2012). RESIS
A pesar de que más del 90% del consumo de antibióticos se realiza en la comunidad, la información disponible sobre patrones de resistencia en España y  Europa (EARSS),  procede  principalmente de asilamientos de patógenos en el medio hospitalario (urgencias, pacientes hospitalizados). Estas resistencias no se corresponden fielmente con las resistencias de los patógenos que circulan en la comunidad (Perez Trallero, Antimicrob Agents Chemother. 2010).
En una revisión sistemática  (Bell BG, BMC Infectious Diseases 2014) se evaluó la relación entre el patrón de resistencia a los antibióticos de las bacterias que circulan en la comunidad y el consumo de antibióticos en la comunidad. Mediante búsqueda en las bases de datos biomédicas,  entre 1950 y 2012,  se incluyeron 731 estudios publicados en lengua inglesa y no inglesa de infecciones bacterianas no graves,  adquiridas en la comunidad, tanto  en niños como en adultos.
Las conclusiones del estudio confirman los datos disponibles de los informes previos (EARSS):
  • Existe una asociación entre el consumo de antibióticos en la comunidad y el posterior desarrollo de la resistencia bacteriana, tanto a nivel individual como comunitario, lo que perjudica también a los pacientes.
  • Cinco variables fueron predictores independientes significativos de la resistencia asociada al uso de antibióticos (tabla): los estudios que contenían tanto  adultos como niños, los llevadas a cabo en el sur de Europa, y los estudios que examinaron E. coli resistente a quinolinas, tenían más probabilidades de encontrar una fuerte relación positiva entre el consumo de antibióticos y la resistencia. Los estudios que examinaron el consumo de Betalactámicos o SARM  (S aureus Resistente a Meticilina) tienden a buscar una relación más débil entre el consumo y la resistencia.
  • Los países del sur de Europa produjeron un vínculo mucho más fuerte entre la resistencia y el consumo. Esto confirma observaciones anteriores sobre el mayor número de resistencia a los antibióticos en el Sur de Europa, probablemente porque  el  consumo de antibióticos puede ser un problema mayor en el sur de Europa que en el norte de Europa
Los médicos deben ser conscientes que de nuestras decisiones depende en gran medida el  uso adecuado de los antibióticos. Además las consecuencias no solo tiene repercusión sobre el paciente, las tiene sobre el resto de la comunidad.  Los autores concluyen que la prescripción responsable a nivel individual por parte de los profesionales así como la política pública que aborde el problema a nivel nacional,  son componentes fundamentales de cualquier estrategia para reducir la resistencia bacteriana.

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